Tan sólo porque es tiempo de pasiones... Seré breve, no quiero restar ni una gota a la realidad de esta imagen. Tampoco añadir nada. Creo que es bastante explícita.
Como fotógrafo, el ritual taurino me atrae..., resulta muy atrayente y fotografiable por muchos motivos: colores vibrantes, texturas orgánicas, líneas y formas, acción, movimiento y danza, poses y miradas de tantos personajes, toro incluído... También porque cada lance es una esperanza en ciernes del momento decisivo supremo. Para el toro, este siempre llega.
Como persona, nunca pagaría por una entrada a una corrida de toros, y sólo amparado, protegido y hasta defendido tras mi cámara soporto el espectáculo. Busco en el visor aquello que me ayuda a no ver la herida sangrante, la espada y su filo, el ojo aterrorizado del toro enfurecido ni la mirada fría de su verdugo.
La lidia es como un extraño crisol donde conviven estrechamente vida y muerte, luz y sombra, el arte y la barbarie, la cultura y el sinsentido, fiesta y tragedia, y como dijo el inmortal Vicente Blasco Ibáñez, la sangre y la arena.
La lidia es como un extraño crisol donde conviven estrechamente vida y muerte, luz y sombra, el arte y la barbarie, la cultura y el sinsentido, fiesta y tragedia, y como dijo el inmortal Vicente Blasco Ibáñez, la sangre y la arena.
Fiesta y tradición, dolor y pasión hasta la muerte... Sólo que esta no redime a nadie de nada.
Por mi parte, espero tardar aún muchos años en averiguarlo, aunque seguramente yo acabaré en el platillo de los "no redimidos". Vamos, igualito que el toro.
Impresionante foto. Y si esa foto nos dijeran que está hecha en Afganistán o en Irak o en cualquier lejano rincón del mundo, diríamos, qué salvajes. pero es difícil pensar por uno mismo cuando esta salvajada ha formado parte día a día de tu cultura. Yo tampoco iría a los toros ni aunque me regalasen la entrada. Alguna vez acabará esta barbarie, pero yo presiento que tampoco lo veré.
ResponderEliminarUna imagen terrible y magnífica a la vez, me cuesta mirarla, lo reconozco, yo me declaro en contra de las corridas de toros, y de otra utilización de este u otros animales que siempre se asocian a fiestas locales, en las que se infringe daño.
ResponderEliminarUna gran foto!
Sin comentarios.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Pobre toro!,sí, siempre ¡pobre víctima! Pero es una realidad y una foto estupendamente conseguida con sus luces y sus sombras, con su cruda realidad. No me gustan las corridas de toros,pero por su aire "español" me atraen. En esta se vislumbra a través de su sangre, el sufrimiento del toro sólo pensando en vengarse del torerillo que lo atormenta y generalmente cuando lo coge,(sin muerte) algo en mi interior se alegra...¡Que pena que la humanidad sea así! que sienta un alivio "en que la pague" Y es que sinceramente "PASION Y MUERTE SOLO HUBO UNA" Un beso.
ResponderEliminarPues es la segunda vez que yo iba, y la segunda entrada que me regalaban. Y las dos fui detrás de mi cámara..., que si no...
ResponderEliminarUn saludo Amparo!
Difícil de ver, así es, como difícil es entenderlo... Quería que la foto de hoy sacudiera sensibilidades, y creo que algo de eso ha habido.
ResponderEliminarGracias Gemelas!
No se si entiendo bien, espero que sí, pero gracias por pasar en todo caso.
ResponderEliminarSaludos a tí Dean.
Toda la plaza lo espera, aunque nadie lo confiesa. Nadie quiere más que una muerte, pero todo el mundo sabe que hay dos en juego. Es, una vez más, una curiosa manifestación de la extraña y tantas veces retorcida condición humana.
ResponderEliminarGracias Chelo!
Lo siento, nunca he entendido la belleza del dolor y la muerte y aún menos cuando todo este ritual es puramente lúdico.
ResponderEliminarHe mirado la fotografía unos instantes y sólo puedo comprenderla como testimonio de un horror.
El resto de tus fotos me gusta mucho, especialmente la sonrisa en el pomo de la semana pasada.
Un saludo.
Nuestra aversión por la fiesta de los toros ha quedado patente en muchas ocasiones. Si alguien puede encontrar justificación para una imagen como esa será que nosotros vivimos en un mundo paralelo e irreal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Justo esa es la idea Nepalí, poner de manifiesto ese horror.
ResponderEliminarComo fotógrafo he tratado de manifestar el horror de algo que rechazo como persona, en eso coincidimos. Has acertado, es el testimonio de una locura más de nuestra especie. Mi cámara ha tratado de dar ese testimonio para sacudir conciencias. Trato de transmitir algo cada sábado desde aquí. Y al menos alguna he conmocionado, tanto que he conseguido que por una vez dejaras huella de tu paso por esta sección. Lamento no lo hayas hecho ante fotos más de tu gusto, el resto de las publicadas según tus palabras. En cuanto a la belleza del dolor y la muerte, repasa la entrada, que yo no hablé de belleza, hablé de atracción como fotógrafo, que no es lo mismo o al menos yo nunca he dicho que lo sea. Es un tema algo más profundo que una simple toma de postura. Sí diré en cambio cosas inapelables. Por ejemplo, que el dolor y la muerte son facetas inseparables de la vida. Algún día, si puedo y tengo la oportunidad, me gustará reflexionar sobre ello con mi cámara. Algo me he acercado esta vez, sin duda. El dolor y la muerte están presentes en la historia del arte y en la cultura humana de todos los tiempos. Pero tampoco creo que haya que mencionar nombres de escultores o pintores que se apoyaron en ellos hasta hacernos estremecer con la belleza de su obra. El arte religioso está ahí, y la imaginería que en estas fechas se ha paseado por muchas calles, en pueblos y ciudades de España, es un ejemplo entre muchísimos más. Hay un claro quiño en mi entrada a las celebraciones de Semana Santa, espero no haya pasado desapercibido. En cuanto a la muerte, la relación con ella desde la condición mortal del ser humano se remonta a nuestros ancestros de la edad de piedra. ¿Cómo iba a ser de otro modo?
Por todo lo dicho, el entenderlo o no, no es una opción. Tampoco el asumirlo o revelarse contra ello sirve para mucho. Mucho menos el negarlo. Simplemente, el dolor y la muerte, están, son, llegan.
Y acabo queriendo dejar claro que no hablo, claro está de una corrida de toros. Esta es cruel sin duda alguna. Sin más concesiones. Y eso plasma mi foto. Creo que con toda la crudeza. No sé, igual en algún momento no entendiste el texto que añadí a pie de foto. Si puedes, léelo otra vez.
Me encantará verte más a menudo.
Un saludo.
Logan y Lory, gracias por pasar y comentar.
ResponderEliminarEsta sección es de fotografía. "Hablo" en mis textos para explicar lo que yo mismo siento al pensar o imaginar, al hacer o al ver mis propias fotos. Esta vez utilizo el lenguaje de la imagen para denunciar algo que personalmente me produce, a mi también, aversión. Y eso justamente explico a pie de imagen. La fotografía además de otras muchas cosas, debe entenderse sin palabras. Mi mensaje ha llegado, veo, claro y diáfano. Una imagen dura de un acto cruel.
Un saludo.
Horrorosa agonía y aquí no cabe ninguna resurrección. Elevar a rango de fiesta el acto de una muerte real es tremendamente primitivo. Viendo esa imagen también me hace reflexionar sobre la muerte en los mataderos, oculta y cotidiana, menos cruel (eso creo)que me hace cuestionar mi condición de carnívora.
ResponderEliminarEl color cálido y casi tórrido de la fotografía le rodea de ese ambiente de fuertes instintos. Una impactante instantanea que me hiere como esa estocada.
Besos.
Así es. Y me alegra abordes el tema, que subyace agazapado y que tú mencionas introduciéndolo (finalmente no sólo yo pensaba en ello) en el debate de la comparanza de la muerte: en la plaza o en el matadero. No es lo mismo, ni de lejos, pero a muerte salimos. ¿Gratuitas ambas? Nada nos impide comer lechuga y tomates, patatas y manzanas...
ResponderEliminarEl tema, insisto, abarca mucho más que el quedarse en un lacónico y ¿categórico? "me gusta: Sí/No". Yo lo llevo más allá... ¿no será que en el fondo seguimos siendo absoluta, absurda e incomprensiblemente primitivos? Y no, no nos salva haber llegado a la luna.
Gracias por pasar y comentar Mar.
Gracias por tus palabras Emilio.
ResponderEliminarTransmití una idea confusa, mezclé fondo y forma. Es lo que ocurre cuando pasas de puntillas..
Es cierto, tú no hablabas de belleza, lo hice yo. El testimonio es belleza en sí mismo, porque es expresión, porque es implicación (o no)...
Quien crea, el fotógrafo, el poeta, el compositor... lo hace de forma personal y quienes lo recibimos, claro, también lo hacemos de forma personal. En un momento oscuro o confuso, me llegó la sacudida y mi expresión fue así, oscura y confusa.
En cuanto a que el dolor y la muerte forman parte de la vida, lo sé, muy de cerca. Quizás por eso, en este momento personal, el pasar de puntillas ante un testimonio de dolor y muerte, y al mismo tiempo no poder pasar de largo y acabar haciendo un comentario, pues eso, confuso.
En cualquier caso, el artista lo que quiere es expresar, llegar y, vaya si lo hiciste!
Staré por aquí.
Un abrazo
Te deseo te recuperes pronto de ese momento confuso. La vida hay que saborearla a cada instante, y el regusto amargo de un mal trago puede hacer que nos perdamos el buen sabor de un nuevo sorbo.
ResponderEliminarSerá siempre un placer el contar contigo Nepalí.