miércoles, 12 de marzo de 2014

CONDUCTORAS SUICIDAS. Juntos, pero no revueltos.



¡Chiquitína guapa! ¡Tesoro de la mami! Nos vamos de viaje, pórtate bien..., es por tu seguridad.

Adelina tenía en el centro de su vida a su pequeña mascota. A pesar de ser una mujer guapa, de una belleza serena, con una elegancia natural, nunca le sonrió el amor, al menos no con la sonrisa que ella quería descubrir. Ella decía que sus muchos pretendientes no se habían enamorado, solo se sentían atraídos por el cascarón de su cuerpo y detestaba le siguieran como si ella fuera una perrita en celo. 
Desde muy joven su personalidad reflejaba un profundo misticismo, llena de inquietudes filosóficas, seducida por las ideas platónicas, por ese mundo ideal y perfecto mal imitado en esta realidad imperfecta. Gustaba de esos viajes astrales en esos sueños lúcidos por el mundo de su psique, separándose literalmente de su cuerpo, pero lamentablemente no podía disfrutar de esa libertad si quería ir acompañada de su querida Lulú.

Adelina y Lulú eran inseparables. Si había que viajar a un destino lejano, Lulú iba con ella, ni por un momento pensaba dejarla en su ciudad alojada en esos hotelitos especiales para perros. Y fue en unos de esos largos viajes donde comprobó las leyes de la física en la imperfección de la realidad.
Lulú solía viajar en el asiento del copiloto, allí acurrucadita, pero ese día llovía a cantaros y al estallido de un fiero trueno, Lulú se asustó y buscó refugio a los pies de su ama con la desafortunada circunstancia que se alojó debajo de los pedales. Adelina sobresaltada apretó el freno para guardar la distancia de seguridad con el borroso coche de delante, pero los quejidos de Lulú le avisaban que no iba a reducir la velocidad, que el pedal le estaba torturando y pobres de ellas, podían morir, una aplastada y la otra politraumatizada. 
El coche se les vino encima, mejor dicho ellas le alcanzaron y en ese instante los objetos sueltos en la bandeja trasera salieron proyectados hacia delante. Ese bolígrafo de punta fina se convirtió en una flecha lanzada con la fuerza de un arco y el brazo de adelina fue su diana. El libro "la ética de los deseos" de Javier Sábada le propinó una  monumental colleja que le dejo KO. La sillita vacía que usaba para recoger a su sobrina de la escuela, que estaba suelta en el asiento trasero, se avalanzó contra el respaldo de su asiento y la empujó con violencia hacia delante con lo que el airbaig le ahostió un  monumental derechazo , dejándole la cara hecha un mapa abrasado.

Cuando se despertó en el hospital, alguien le precisó que un objeto suelto en el coche viajando a 50 kilómetros a la hora, multiplica su peso 50 veces. Un suspiro de alivio se escapó de su pecho que agradecía que su tío Amadeo no viajara en el asiento trasero como siempre sin ponerse el cinturón, se había salvado que se le viniera encima un rinoceronte y terminar completamente aplastada. 
De ahora en adelante, en el coche todo recogido y guardado, sobre todo a lo seres más queridos y los de gran peso en su vida.

Adelina os invita a un viaje astral por el mundo maravilloso y perfecto de los dibus. Pero no os confiéis, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.



Queridos Calados y lectores, muchos abrazos que os aten a este mundo terrenal.

16 comentarios:

  1. La vida es lo mejor que tenemos. ¡Cuidémosla!
    Salu2.

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    1. Cuidarla tratando de correr los mínimos riesgos. Dejar en esta vida todo atado y bien atado en todas las facetas.

      Besos y besos.

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  2. No hay más remedio, nuestros animalitos también tienen que cumplir las normas, aunque no las entiendan !!

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    1. Cómo lo sabes, Bolo es afortunado de tenerte. Son un miembro más de la familia, y con esa responsabilidad hay que cuidarlos y "atarlos". Tu mejor que nadie lo comprendes.

      Un par de besos a los dos.

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  3. Algunas normas son restrictivas donde no parece haber demasiada razón para ello. En cambio hay muchas cosas sobre las que, inexplicablemente, no se legisla ni se vigila como debería hacerse. Fumar, o llevar animales en el coche, son comportamientos inadecuadamente contemplados ni vigilados como debieran en la actualidad, de manera bastante incomprensible...son tan peligrosos como otros.

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    1. Es triste que todo se tenga que reglamentar en normas para garantizar la seguridad, porque el sentido común parece que es el menos común de los sentidos. Hace falta que nos prohiban mirar un mapa o encender el cigarrillo mientras se conduce sabiendo de antemano que pueden ser una peligrosa distracción? Pero ante todo que no nos falte la información, que los objetos sueltos por el interior del coche pueden ser peligrosos y no lo parecen.

      Besos.

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  4. La vida implica riesgos, pero si bien hay que asumir que muchos no podremos controlarlos, al menos intentemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitarlos o minimizarlos. Aunque tengamos que aguantar lloros o malas caras o intentos de rebelión de mascotas, niños o tíos. Los viajes astrales pueden ser maravillosos siempre y cuando mantengamos los pies pegaditos a la tierra :))

    Besos

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    1. Ante todo firmeza pidiendo seguridad, el coche no arranca si no se ha atado todo el mundo.
      La verdad, es que tengo mis dudas con los viajes astrales, pero parecen inofensivos, y los terrestres convencida estoy que son peligrosillos, porque no estamos solos en la carretera. ;)

      Besotes.

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  5. Somos tan inconscientes de los peligros que corremos...

    Buen consejo.

    Besos.

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    1. Estilo de vida happy, sin pensar en las consecuencias. Toda prudencia es poca.

      Besos.

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  6. ...todos debemos cumplirlas!
    Excelente y reflexiva entrada para el finde.
    Que os vaya todo muy bien.
    Abrazos.
    Ramón

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    1. Gracias, Ramón. Eso esperamos, se avecina un fin de semana fallero, alegría, ruido, color y fuego...

      Besos.

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  7. Muy bueno tu relato, y muy buen aviso para quienes conducimos, no siempre estamos atent@s a ese tipo de detalles, que pueden ser muy importantes en un momento dado.

    Un abrazo

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    1. Pequeños detalles que nos pueden ahorrar disgustillos. Ya lo sabes, Ximo, y el que avisa no es traidor!! jajaja!!! Imagínate a tu cactus suelto por el coche Ay,ay!!! Ya me dirás como tienes pensado sujetarlo. ???

      Besos falleros.

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  8. Y qué pasó con Lulú? Buenísimos los toques de humor en ese trágico relato.

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  9. Lulú pasó un miedo atroz, inmovilizada entre la barra de dirección y las piernas de su ama. Como ves en la fotografía ahora viaja sin rechistar en su silla de seguridad tal cual una niña buena, aunque yo creo que su ama le debe dar unas gotitas relajantes para quedar de esa guisa.

    Besos gatita.

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